Espacios Vacíos

Nuestra percepción del tiempo y el espacio está profundamente arraigada en nuestras experiencias pasadas, lo que nos permite habitar los vacíos de la memoria. Esta interconexión entre el pasado, el presente y el espacio crea una perspectiva única sobre la realidad humana: vivimos continuamente en el pasado, moviéndonos en escenarios que alguna vez ocupamos pero que nunca volveremos a habitar.

Esos espacios vacíos enfrentan la prueba del tiempo, transformándose, mientras el recuerdo de haber estado allí desaparece. El vacío de no pertenecer, se impone. Mi ojo, testigo solitario de las tardes de juego se detiene a observar los lugares y acciones donde, alguna vez, existió un alma. Son huellas irremplazables en una línea de tiempo desconectada, testimonio de lo que alguna vez fue, pero que ya nadie mira.